jueves, 17 de noviembre de 2011

Parte 18

Me sentía rota, mojada y feliz.
El había venido, había aparecido y ahora me llevaba en sus brazos surcando el cielo.
Bueno, eso me suponía, pues mi cara estaba enterrada en su pecho, y no veía nada.
Sus brazos me abrazaban tan fuerte que me costaba incluso respirar.
Pero me sentía flotar..... y era tan agradable.
Su aroma impregnaba mis sentidos, cuero, fuego, tan masculino y confortable.
La sensación desapareció de golpe.
Estaba oscuro, y sentí bajo mi cuerpo una fría suavidad.
La luz apareció dejandome cegada por unos instantes.
No conocía ese lugar.
Antorchas cubrían las paredes de piedra, haciendo la estancia algo mas acogedora de lo que era.
Parecía una caberna, con solo un enorme baúl, y una gran cama en la que me encontraba, cubierta con sabanas de negra seda.
Sola, estaba sola hasta que él apareció de la nada, pegandome un susto de muerte.
Me miró fijamente, sus ojos no me revelaban nada, fríos e irreales como siempre, solo me observaban.
Un escalofrío me recordó que estaba empapada y su voz me calentó.
-Quitate la ropa
Paralizada.
No podía quedarme desnuda delante de él, por mucho que pareciera un sueño erótico hecho realidad.
-Entiendo- me dijo dejando de mirarme -Sígueme.
Y como si de un truco de magia se tratara, apareció un gran grieta en la pared de piedra, con el tamaño justo para dejar pasar una persona. Bueno, si fuera de mi tamaño, dos, pero él era enorme.
Me levante del lecho, y le seguí nerviosa.
Tenia un nudo en el estomago, que me daba ganas de vomitar.
Poco a poco un calor húmedo y sofocante, se hacia mas pesado con mas pasos que daba.
La abertura en forma de pasillo se agrandó y apareció ante mí una gruta, con un lago natural del que subía vapor, y hacia un poco difícil respirar.
-En este lado podrás hacer pie, si no sabes nadar.- Me dijo Nergal.
-Se nadar- le conteste airada.
-Bien, si colocas la ropa en esas piedras se secara.
Me quede algo estupefacta.
-¿Que ocurre ahora?- me pregunto cansado.
-Oh¡, nada...solo que esperaba que tuvieras algo que ponerme seco.
-Esto no es un hotel, y tampoco una boutique
-Eso ya la veo, pero podrías hacer aparecer algo parecido, ya que puedes hacer abrirse las paredes.
-Tal vez no quiera.
Me quede mirándolo pausadamente, sintiendo como el enfado iba apareciendo.
-¿Y bien? ¿a que esperas?
Una media sonrisa burlona iluminó mi rostro, haciendo que el suyo se oscureciera.
-¿que es tan gracioso? parecía enfadado.
-Nada, he sido muy ilusa pensando que tenias un gran poder o algo parecido como en las películas.Pero veo que lo de la pared ha sido un buen truco.
-Yo no hago trucos- ahora si parecía realmente enfadado
-Demuestrámelo, has aparecer una simple toalla para poder cubrirme, no es mucho pedir.
El me  escrutaba con esos ojos verdes que tan turbadores me parecían.
Y se dio la vuelta para irse, le seguí con la mirada, y sus pasos cesaron.
Giro su cabeza, y con esa media sonrisa que me dejaba deseosa de algo mas, me susurro.
-Tal vez no quiera que te cubras.