sábado, 8 de octubre de 2011

Parte 13

Me quedé petrificada, helada.
¡Un Dios del inframundo!
Si es que todo me tenia que pasar a mí. Bueno, realmente no se que haría otra gente en mí situación, pero yo la iba a sacar probecho.
No todos los días se conocía a un ser así,  uno de mis defectos, era ser muy curiosa.
El  estaba esperando algún tipo de reacción, pues su mirada me estudiaba fijamente.
Y yo, teniendo una conbersación con migo misma.
Sonreí sin querer.
Su reacción me pareció desproporcionada.
Pues en un pis pas, apareció pegado a la pared que tenia a su espalda, tumbándome el televisor, y los pocos adornos que estaban encima del aparador.
-¿Quien eres?- Su voz gutural lleno toda la habitación, y me hizo temblar, pero no perdí la reacción de contestarle.
-¿Como que quien soy?, aquí el único bicho raro eres tú.- le dije incorporándome, sintiéndome enfurecer poco a poco- yo no voy colándome en las habitaciones de la gente, acosándolas, y metiéndoles miedo.- termine de decirle,  tirándole la almohada de la cama, necesitaba alibiar un poco la tensión acumulada, y arrojar cosas, me hacia sentir bien.
Para mí asombro, el se fue deslizando sobre la pared, hasta quedar sentado en el suelo. Se llevo las manos a la cabeza como si sintiera dolor.
Yo no sabia que hacer, tampoco le había dicho algo muy feo.
Estaba tentada entre acercarme y abrazarle o voverle a tirar la almohada que quedaba.
Pero no hice ninguna de las dos cosas, pues el se incorporo, y con los brazos caídos a los lados de su imponente cuerpo, y  las palmas vueltas hacia mí, me dijo.
-No volveré a molestarte. Olvida todo.
Y cuando ya se acercaba a la ventana, corrí, pues sabia que desaparecería y no podría detenerle.
-¡Espera!, no te vallas.- le dije medio suplicante, agarrando su brazo.